Durante mucho tiempo se había
sentido mal al saber que sus compañeros de clase, la gente que debía
considerarla como una igual, la despreciaban por ser distinta a ellos. Incluso
algunos profesores la trataban de forma distinta a los demás alumnos, como si
pensaran que no merecía la pena malgastar su tiempo con ella.
Aquello cambió cuando se dio
cuenta de cuál era esa diferencia que a nadie parecía gustarle: ella era capaz
de pensar por si misma, de formarse sus propias ideas independientemente de la
moda, los programas de televisión o lo que los demás dijeran.
Ellos no podían.
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