jueves, 29 de noviembre de 2012

La razón


Durante mucho tiempo se había sentido mal al saber que sus compañeros de clase, la gente que debía considerarla como una igual, la despreciaban por ser distinta a ellos. Incluso algunos profesores la trataban de forma distinta a los demás alumnos, como si pensaran que no merecía la pena malgastar su tiempo con ella.

Aquello cambió cuando se dio cuenta de cuál era esa diferencia que a nadie parecía gustarle: ella era capaz de pensar por si misma, de formarse sus propias ideas independientemente de la moda, los programas de televisión o lo que los demás dijeran.

Ellos no podían.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Soledad



Durante varios años, de niña y en la primera parte de su adolescencia, había tratado de encajar con los que deberían ser sus iguales. Cuando tuvo claro que no sería capaz de relacionarse con ellos porque no tenían nada en común y no podía forzarse a sí misma a tenerlo. Pasaba el tiempo sola, ignorada por todos a su alrededor y en silencio. Podía pasar días enteros sin decir ni una sola palabra y llegó a sentirse como un fantasma, un adorno o incluso como parte de la pintura que cubría las paredes.

En más de una ocasión entretuvo la idea de suicidarse, y estuvo a punto de llevarla a cabo varias veces.

Ahora, años después, había encontrado una solución a su extrema soledad: su mente. Poco a poco fue forjando paisajes, personas y situaciones y, antes siquiera de darse cuenta de ello, comenzó a vivir en su propia mente. Pasaba las horas del día en que tenía que convivir con otros realizando los movimientos de forma mecánica, deseando que terminase el día. Cuando llegaba a casa se tumbaba, cerraba los ojos y se marchaba a vivir a un mundo donde sí era querida, donde no era un bicho raro por no ver tal o  cual serie o no escuchar un determinado estilo de música.

En su mente tenía amigos y gente que la valoraba por sí misma.

Y en su mente quería quedarse para siempre.