miércoles, 17 de octubre de 2012

Cerdos



La ventaja de ser una marginada es que la gente se olvida de tu presencia con asombrosa facilidad. Es increíble lo que se puede llegar a escuchar cuando a la gente a tu alrededor no le importa lo que puedas opinar, pensó ella tratando de ignorar a los dos chicos y centrarse en la pantalla de su portátil. No le interesaba escuchar aquello, no quería escucharlo.

A cada palabra, su fe en la raza humana y, sobretodo, en el género masculino, se iba hundiendo más y más.

¿Qué le importaba a ella que uno de esos chicos, que aparentemente llevaba dos años con la novia, aprovechase cada oportunidad que tenía con su trabajo de DJ para acostarse con otras mujeres de las que hablaba como si fuesen zorras en celo que prácticamente se le abrían de piernas al estar con él tres minutos? ¿O qué el otro chico llamase a las becas Erasmus “Orgasmus”, como al parecer hacían otros tantos, por lo fácil que le había resultado acostarse con mujeres en el extranjero? Por supuesto, el segundo también tenía una novia de varios años-

Mientras los escuchaba, la chica no pudo evitar pensar que lo iba a tener difícil para encontrar novio y, sobretodo, para mantenerlo. Ella no podía ni imaginarse manteniendo una relación cordial con esa clase de hombre, mucho menos una relación romántica. Al pensar en eso no pudo evitar sentir lástima por las pobres chicas que salían con los tipos sentados frente a ella, y se preguntó qué clase de personas serían: ¿no sabrían lo que sucedía? ¿Tenían una opinión tan baja de sí mismas que aceptaban aquello como lo mejor que podían conseguir? ¿O acaso estaban bajo la impresión de que conseguirían cambiarlos con el tiempo?

Mientras apagaba el ordenador, pensó que si un hombre le hacía algo así a ella lo mataría. Y no encontrarían el cadáver.

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