Los
humanos tememos a los cambios. No solo a aquellos accidentes o tragedias que
pueden darse en nuestra vida en el momento menos esperado, sino que tememos
trasladarnos a otra ciudad, cambiar de trabajo, o incluso salir una noche
cuando no estamos acostumbrados a hacerlo.
La
mayoría de cambios son cosas inevitables y bastante inofensivas, pero aún así
nuestra inseguridad, nuestra visión pesimista que en muchas ocasiones tiende a
mostrarnos el peor escenario posible, hace que queramos posponerlos tanto
tiempo como podamos.
Es
poca la gente que no teme al cambio, y este temor es tal que incluso aquellas
personas que se encuentran en situaciones que a ojos de muchos son terribles no
quieren arriesgarse a salir de ellas por miedo a encontrarse en una situación
aun peor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario